sábado, 21 de agosto de 2010


"Las cadenas de la esclavitud solamente atan las manos: es la mente lo que hace al hombre libre o esclavo", dijo Franz Grillparzer, un dramaturgo austriaco. Esto es algo totalmente cierto o, al menos, a mí me lo parece. Muchas veces me han preguntado cómo definiría la libertad y no han sido demasiadas las veces que he podido responder. Yo creo que todos debemos ser libres, ese debe de ser un derecho esencial de los seres humanos, un derecho propio desde el día de nuestro nacimiento. Pero esto no siempre es así, la mayoría de las veces existen personas que se basan en el mal uso de las palabras y actos para llevar a cortar nuestra libertad, y nosotros no debemos permitírselo. Después de todo, ¿qué es lo que nos queda al final de nuestras vidas?, sólo la libertad, esa que debemos conseguir y preservar......, pensadlo y si queréis darme vuestra opinión sobre lo que es para vosotros este derecho. Yo seguiré hablando de este tema dentro de muy poco......

2 comentarios:

  1. Vero,

    Es realmente admirable que a los 17 años puedas pensar como lo haces y haber definido y enfocado tu vida (presente y futura) al servicio de quienes necesitan una palabra, una sonrisa o tan solo una mirada comprensiva. Tienes un espacio muy bueno!. FELICITACIONES!!!

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  2. Otro ejemplo con los elefantes.
    Antiguamente, en los circos, se encadenaba a las crías de elefante a un poste, para que no se escaparan.
    Curiosamente, cuando el animal llegaba a la edad adulta, y obtenía una fuerza y un tamaño descomunales, sólo se les ataba con una fina soga a un poste en el suelo.
    ¿Por qué de jóvenes se les encadenaba, y de adultos sólo se les ataba con una soga que podían romper fácilmente?

    Sencillamente, el elefante aprende, de pequeño, que no puede romper la cadena, por muy fuerte que tire de ella. Realmente, la soga que lleva atada no está ahí para que no se escape, sino como refuerzo físico de las cadenas que retienen su mente, las que no intenta ya romper una vez su voluntad ha sido finalmente quebrada.

    Esas son las peores cadenas, las que atan nuestra mente y doblegan nuestra voluntad, tan difíciles de romper como las cadenas de hierro lo son para una cría de elefante.

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